Se busca a
Caperucita. Caprichosa, soñadora, risueña, infantil, cariñosa y obsesiva.
“Mi
tequila con limón y sal. Así te llamaba. Mi dulce locura de noche, mi
amargo sabor de boca del día siguiente. Odiaba el tequila, pero resultaba
agradable. Una de cal y otra de arena. Una por ti, una por mí. Fingir que nos
queríamos. Fingir que nos odiábamos. Fingir todo, ser nada.”
Se busca al
Lobo. Egoísta, encantador, testarudo, travieso, bipolar, aventurero.
¡Qué orejas más grandes tienes!- Son para
oírte mejor.
Caperucita
confiada, sin inocencia. Lobo perspicaz. Caperucita dependiente e ilusionada.
Lobo atento.
¡Qué ojos más grandes tienes!- Son para
verte mejor.
Caperucita
perdida. Lobo encantador. Caperucita masoquista. Lobo tentador.
¡Que boca más grande tienes!- Es para
comerte mejor.
Caperucita
estúpida. Lobo impulsivo.
Y así es como el
lobo se comió a caperucita. Sin rastro del cuento infantil. Sin rastro de
Caperucita.
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